Vivir en el limbo de las fronteras: un detonante para la creación artística

Publicado por a.carmona | julio 21, 2021 | Personajes
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Arte e historieta con mirada colombiana desde Buenos Aires

Powerpaola nació en 1977 en Quito, adonde sus padres habían migrado provenientes de Colombia. Desde entonces el periplo migratorio de esta creadora que, según sus propias palabras, nació migrante ha tenido varias paradas: Cali, Medellín, París, Sídney, Buenos Aires, San Salvador, Bogotá y, finalmente, de nuevo Buenos Aires —donde vive desde 2011—.

Su llegada a Cali supuso para Powerpaola el inicio oficial de su adolescencia: tras haber estudiado en Quito en un colegio femenino de monjas, en Cali entró a uno que era mixto y mucho más liberal. En su nuevo colegio Powerpaola no solo entró en contacto con temas y realidades que hasta entonces desconocía, sino que además aprendió a hablar caleño en dos semanas para desarrollar un sentido de pertenencia frente a un entorno que en ese momento le resultaba extraño y evitar que la gente se burlara de ella por su acento quiteño. Mientras que Powerpaola era conocida en Quito como “la colombiana”, en Cali la gente la llamaba “la ecuatoriana”.

A continuación Powerpaola llegó a Medellín para estudiar Artes plásticas y estar cerca de su padre, que vivía allí. El inicio de su carrera artística tuvo lugar mientras Powerpaola hacía sus estudios en Medellín, después de los cuales se ganó una beca para hacer una residencia de creación en la Cité internationale des arts de París. Allí además de conocer a creadores de diferentes disciplinas y culturas cuya cercanía fue un estímulo fundamental para el desarrollo de su obra, Powerpaola descubrió el universo de la historieta y se volvió una gran consumidora de este género cuya lectura le sirvió para aprender francés.

El siguiente destino de Powerpaola fue Sídney, donde se instaló porque su esposo iba a estudiar escritura creativa en esa ciudad. Para Powerpaola trabajar en Sídney como ayudante de un chef fue una experiencia fascinante porque le encantaba lo que hacía en la cocina, pero también supuso el desencadenamiento de una crisis personal porque llegó a temer que después de haberse sentido parte de la movida artística parisina que en realidad nunca conseguiría vivir del arte.
Aunque le costó acostumbrarse a la frialdad de los australianos —que contrasta tanto con la actitud abierta y fresca de los latinos—, Powerpaola se sintió muy cómoda con el carácter poco jerárquico de la cultura de trabajo que encontró en Australia.

Aprovechando que entonces vivir en Argentina era muy barato, al finalizar su estancia en Sídney la joven pareja decidió marcharse a Buenos Aires porque allí ambos podían dedicarse de lleno al desarrollo de su obra. Fue justamente en Buenos Aires donde Powerpaola se embarcó en la creación de Virus tropical, su novela gráfica autobiográfica de la que en 2018 se hizo una película animada.

Después de un viaje por Centroamérica que terminó con una estancia en San Salvador, Powerpaola pasó una temporada viviendo en Bogotá. Aunque al principio la idea de volver a Colombia no le entusiasmaba porque le incomodaba la división de clases sociales tan marcada de la sociedad colombiana y le tenía miedo a la violencia, a Powerpaola la experiencia de vivir en Bogotá y de conectarse de nuevo con el país le encantó y le resultó tremendamente inspiradora desde el punto de vista creativo porque allí estuvo inmersa en un ambiente en el que había una disposición colectiva favorable a la invención y realización de cosas nuevas.

En 2011, finalmente, Powerpaola regresó a Buenos Aires, donde durante su breve estancia anterior había construido junto con otros dibujantes una tribu y un hábitat propios. Gracias a la estrecha relación que ha establecido con Buenos Aires, Powerpaola lleva una temporada larga viviendo en esa ciudad donde encontró su lugar y parece estar echando raíces. El tiempo dirá si más adelante aparecen nuevas paradas en el periplo migratorio de Powerpaola.

La experiencia creativa de esta artista que nació migrante y que nunca ha perdido sus ganas insaciables de conocer el mundo empezó en su casa, un entorno estimulante en el que se juntaron la rica biblioteca de un padre que había abandonado el sacerdocio y la pasión por la estética latinoamericana de una madre que era coleccionista y hacedora de artesanías y de todo tipo de objetos relacionados con distintas manifestaciones del arte popular de la región. A lo largo de su trayectoria vital y creativa que ha pasado por diferentes ciudades y culturas, Powerpaola ha venido trabajando para que esa semilla que sus padres sembraron crezca y no deje de dar ricos frutos dondequiera que se establezca.

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