El mundo entero está pendiente de esto: el próximo 3 de noviembre los estadounidenses irán a las urnas para elegir al próximo presidente para un periodo de cuatro años. Y aunque las elecciones siempre son un proceso reñido y lleno de expectativa, esta se proyecta como una de las carreras más polarizadas y polémicas de la historia reciente. En una esquina está el presidente Donald Trump, buscando su reelección por el partido republicano, y en la otra está Joe Biden, vicepresidente de la era de Barack Obama, por el partido demócrata. Aunque la mayoría de las encuestas dan a Biden una ventaja amplia con respecto a Trump, lo cierto es que nada hasta dicho hasta que los votos estén contados.
Y en medio de toda esta carrera en la que se conocen nuevos detalles a cada minuto nos encontramos millones de personas, algunos viviendo en este país y otros no, tratando de entender los detalles de un sistema que no se parece a ningún otro en el mundo a la hora de escoger a sus líderes políticos. Y porque sabemos que no es fácil de entender, te traemos las nociones básicas que necesitas para comprender (de una manera general) lo que pasará el próximo noviembre, y por qué nos afecta a muchos.
¿Solo dos candidatos?: una de las características particulares de la política en Estados Unidos es su sistema bipartidista, que está representado en el partido republicano (conservadores) y el demócrata (liberales). Y aunque este sistema, que data desde el momento mismo de la declaración de independencia del país, ha sido bastante criticado por su falta de diversidad, la realidad es que es la forma cómo se definen las mayores candidaturas de cargos públicos aunque en el pasado se han presentado iniciativas (aunque tímidas) de candidatos independientes. Para el caso de las elecciones presidenciales, además de los candidatos de partidos tradicionales ha llamado la atención la participación del rapero Kanye West, que logró inscribir su candidatura en los tarjetones de varios estados como Arkansas, Idaho, Iowa, Tennessee, Oklahoma y Utah. Sin embargo, debido al peso de sus contendores, es prácticamente imposible que logre una cantidad de votos significativa, al menos este año.
Una votación de pocos: pese a su población de más de 328 millones de habitantes, las elecciones en Estados Unidos las definen menos de la tercera parte de la tercera parte de quienes allí residen debido mayoritariamente a las variaciones de estatus migratorio que permiten a un extranjero vivir temporal o permanentemente en el país sin necesidad de tener la nacionalidad. Este aspecto confunde a muchas personas, especialmente quienes no conocen al detalle el sistema de inmigración estadounidense, pues con frecuencia se escucha la falsa premisa de que los inmigrantes pueden votar lo cual es virtualmente imposible. En Estados Unidos solo pueden votar las personas mayores de 18 años nacidas en el país o aquellos que obtuvieron la nacionalidad después de un proceso de naturalización.
Votar por correo: Debido a la gran cantidad de personas que votan en el país, y también a lo ancho y diverso de su territorio, ha sido necesario estudiar las opciones para asegurarse de que la mayoría de las personas que están habilitadas para votar puedan hacerlo. La más popular, además de votar en persona, es la oportunidad de depositar su voto en el correo, a través de un sistema que se conoce como ‘absentee ballot’ o ‘mail-in ballot’. Como esta posibilidad depende de las regulaciones de cada estado, algunos permiten a sus residentes solicitar este tarjetón con anticipación, algunos deben presentar una excusa, pero en general la mayoría de las personas pueden hacerlo. La opción del ‘mail-in ballot’ ha enfrentado alguna polémica porque se trata de tarjetones generales que los estados envían a sus residentes para que puedan depositarlos, pero deben llevar su firma y ser contrastados con el sistema para ser válidos. Otros estados que no distinguen entre una forma y otra, usan cualquiera de estos dos términos para definir la posibilidad de votar por correo, que se prevé será una de las alternativas más importantes en las elecciones de este año debido a la pandemia del Covid-19. La otra posibilidad que tienen los estadounidenses es la de acceder al voto temprano, una ventana de tiempo que abren los estados para evitar aglomeraciones el día de la elección, y que depende también de las regulaciones de cada territorio. En Nueva York, por ejemplo, va del 24 de octubre al 1ro de noviembre. Sin embargo, esto no es posible en siete estados, que son: Connecticut, Kentucky, Mississippi, Missouri, New Hampshire y South Carolina.
Otras decisiones importantes: además de elegir al nuevo presidente, los estadounidenses se enfrentan a otras decisiones el próximo 3 de noviembre. En primer lugar, se eligen 35 miembros del senado (que sirven cada 6 años, entonces en cada ciclo electoral se elige alrededor de un tercio de los puestos) y a los 435 miembros con voto de la cámara de representantes. A nivel estatal hay se eligen también 11 gobernadores y se decidirá sobre iniciativas que competen a cada territorio, como la propuesta 22, en California, que permitiría a las aplicaciones de servicios (como Uber o Lyft) en este estado definir sus propias reglas sobre los beneficios que dan a sus trabajadores.
Voto popular vs Colegio Electoral: con seguridad este es el punto que más confunde al público a la hora de definir el ganador a la presidencia. En Estados Unidos no es el voto de las mayorías el que define quién es el ganador, sino los resultados de un proceso llamado Colegio Electoral, establecido en la Convención Constitucional de 1787 como una forma de equilibrar el poder entre los estados más pequeños y aquellos con mayor población. El Colegio está formado por ‘electores’, un total de 538 delegados asignados en cada estado. La regla general es que los votantes están depositando un voto por los electores de cada estado, previamente escogidos por los partidos. Después de cerradas las urnas, el candidato con la mayoría de votos en el estado recibe la totalidad de electores de dicho estado, de ahí que haya algunos territorios que son más relevantes que otros en la carrera presidencial. El candidato que sume al menos 270 de estos electores, gana la presidencia. Este es un sistema que ha sido ampliamente criticado porque en varias ocasiones ha permitido que el ganador de las elecciones no sea el candidato que ganó el voto popular, como ocurrió con Donald Trump en 2016 o George W. Bush en el 2000, entre otros.
Pese a todas las complicaciones propias de la ley electoral, hay que tener en cuenta que este año los resultados pueden tardarse más de lo esperado. Algunos expertos apuntan incluso a una diferencia de más de una semana para poder establecer al ganador de esta carrera, y varias semanas en el caso de las elecciones al congreso. Sea como fuere, es importante que nos mantengamos informados de fuentes confiables, para no caer en especulaciones sobre una decisión que afecta el destino de millones de personas en el mundo.