Después de los excesos y parrandas de la Navidad -las novenas, los regalos, la familia, los amigos, los aguinaldos, la comida, la fiesta…- nos encontramos en esos días de nostalgia y reflexión sobre lo que representó el 2019 en nuestras vidas y lo que será el 2020. Es tiempo de hacer inventario y proyección, pensar por qué no olvidamos el año viejo y planear qué queremos para el año nuevo: ¿cómo nos fue?, ¿qué hicimos bien?, ¿qué cambiaríamos?, ¿qué aprendimos? Y, lo más importante, ¿qué nos proponemos para los próximos 366 días? (Sí, señoras y señores, el 2020 es año bisiesto).
Para empezar el año con la mejor actitud y poder cumplir las metas que siempre nos ponemos en diciembre -pero no siempre cumplimos- hay varias fórmulas; ninguna de ellas asegura el éxito, pero sí aumentan las posibilidades de alcanzarlo. Las estadísticas muestran que las personas que hacen resoluciones de Año Nuevo tienen 10 veces más probabilidades de cambiar comportamientos nocivos y crear hábitos saludables, que aquellas que solo lo desean pero no ponen en marcha un plan. Pero las mismas estadísticas muestran que el 54% de las personas abandonan esos proyectos a los 6 meses de iniciarlos y que solo el 8% los llevarán a cabo.
¿Por qué nos rajamos en los propósitos de Año Nuevo?
Según la psicóloga, investigadora y autora bestseller Tasha Eurich, hay dos razones principales por las cuales fallamos al hacer resoluciones de año nuevo: hacemos una lista demasiado larga y no nos comprometemos lo suficiente para alcanzar todas esas metas. Para llevar a cabo nuestros planes necesitamos autocontrol, y este es un recurso que se agota fácilmente; así pues, al plantearnos muchas resoluciones de Año Nuevo nuestro cerebro se agobia y nos autosaboteamos. Además, las resoluciones exitosas requieren de un plan y una estrategia: desear adelgazar 10 kilos, ahorrar o dejar un mal hábito no es suficiente para conseguirlo.
De estas dos grandes razones se derivan otras cuantas: plantearnos muchas metas; que estas sean muy grandes, poco realistas o poco específicas; que no estén respaldadas por la motivación necesaria; o el no estar muy seguros de por qué están en nuestra lista, son receta para el fracaso.
¿Cuáles son los propósitos de Año Nuevo más comunes… Y en los que más se falla?
Según un artículo de la revista TIME, estas son las resoluciones más comunes y difíciles de alcanzar:
- Hacer ejercicio para perder peso y estar en forma
- Dejar de fumar
- Aprender algo nuevo
- Comer más saludable y seguir algún tipo de dieta
- Pagar deudas y ahorrar
- Pasar más tiempo a la familia
- Viajar y conocer nuevos lugares
- Estar menos estresado
- Hacer un voluntariado
- Beber menos
En un artículo más reciente del portal de Oprah se añaden otras dos:
- Cambiar de trabajo
- Mejorar una relación
En la lista de los colombianos hay cuatro resoluciones más:
- Encontrar el amor
- Comprar carro o casa propia
- Estudiar: un pregrado, un posgrado o un idioma (especialmente inglés)
- Emprender: crear un negocio propio es el deseo de más de uno
10 Consejos para diseñar propósitos realistas y cumplirlos
El secreto para cumplir nuestras resoluciones de Año Nuevo para el 2020 empieza desde su planteamiento. Basándonos en varios artículos e investigaciones científicas sobre el tema, agrupamos los mejores consejos para diseñar propósitos realistas y cumplirlos:
Consejo #1: ¡Escribirlos! El primer paso es poner en papel todo lo que queremos transformar o alcanzar en el nuevo año. Una vez escritas es más fácil determinar si estas metas son realistas, si alguna se contradice y si tenemos la motivación necesaria para llevarlas a cabo. Después de esta reflexión será más fácil eliminar, priorizar y trabajar en el plan para conseguir cada objetivo. Antes de empezar es necesario tener en cuenta que las resoluciones deben ser personales; no puedes proponerte cambiar a otros o cambiar cosas que no dependen de ti. Este es uno de los problemas con el propósito de “mejorar una relación”, pues depende del esfuerzo de las dos partes; en este caso la meta realista sería “dedicar dos horas de calidad a la semana para hacer algo divertido y diferente con mi hijo”, o “salir en una cita con mi pareja a menos una vez al mes”.
Consejo #2: priorizar. En cuanto a las resoluciones de Año Nuevo debe primar la calidad sobre la cantidad: si nos proponemos adelgazar, ahorrar, entrenar todos los días para correr un maratón, aprender inglés y conseguir pareja, es muy fácil que colapsemos y el estrés nos haga desistir. Si nos fijamos, la mayoría de propósitos tratan de crear hábitos o transformar comportamientos, lo cual requiere fuerza de voluntad, repetición y toma consciente de decisiones; al reducir las metas nos será más fácil dedicar toda nuestra energía a estos procesos y tendremos mayores probabilidades de éxito.
Consejo #3: definir la motivación. Tener claro cuál es el valor personal detrás de cada resolución es lo que nos motivará durante todo el proceso y disminuirá las probabilidades de fallar. Para ello hace falta reflexionar y ser honestos con nosotros mismos. No es lo mismo proponernos “aprender un nuevo idioma” porque sabemos que simplemente nos beneficia, a plantearnos “aprender un nuevo idioma para mejorar nuestro currículum y conseguir un mejor trabajo” o “aprender un nuevo idioma para visitar el país en el que se habla”. Así, incluso, podemos enlazar varios propósitos y trabajar para cumplirlos poco a poco.
Consejo #4: especificar. Para alcanzarlas, las metas deben ser lo más específicas que se puedan, de esta forma aumentamos las posibilidades de ser constantes y obtener resultados. Tomemos como ejemplo tres resoluciones que se complementan: “estar en forma”, “hacer ejercicio” y “comer más saludablemente”. Escritas de esta forma son demasiado generales y no sugieren un plan de acción para llegar a ellas, mientras que si definimos “hacer ejercicio” como “tomar clases de zumba dos veces a la semana” ya estamos incluyendo una actividad que nos gusta y metiéndola dentro de unos parámetros de tiempo fácilmente medibles. La fórmula funciona igual si definimos “comer saludablemente” como “incluir una pieza de fruta y/o vegetales al desayuno, al almuerzo y la comida”. Ambas resoluciones nos llevarían también a estar en forma, resolución que podríamos traducir como “perder 5 kilos en 6 meses para lucir más delgado durante el viaje a la playa en verano”. Especificar nos proporciona instrumentos de medición y visibilización, manteniendo el nivel de motivación a través del tiempo.
Consejo #5: investigar. Leer sobre los cambios que queremos lograr, preparar los materiales necesarios, informarnos sobre las metodologías, productos, precios y/o sitios que puedan ayudarnos en el proceso nos proporcionan más herramientas para cumplir con las resoluciones y enfrentar los momentos de debilidad y excusas como “no tengo tiempo” o “estoy muy cansada”. Si tu meta es hacer ejercicio para reducir el estrés a través de clases de yoga, empieza a informarte sobre los diferentes tipos que existen y cuál se adapta mejor a tus necesidades, suscríbete a canales de yoga en YouTube, averigua en qué sitios cerca a la casa o al trabajo puedes empezar a practicar, consigue ropa adecuada e incluso un amigo que lleve tiempo haciéndolo o esté interesado en empezar; muchas personas se mantienen más firmes en sus propósitos si tienen compañía para llevarlos a cabo.
Consejo #6: poner fechas. No es realista empezar a cumplir los propósitos al mismo tiempo y de manera radical. Que sea 1 de enero no quiere decir que debamos poner en marcha los planes para alcanzar todas las resoluciones que nos hicimos en los días anteriores. Lo más recomendable es empezar escalonadamente para ir creando hábitos y automatizando diferentes comportamientos que correspondan a diferentes propósitos. Dividir cada propósito en unidades de tiempo también hace que sea más fácil alcanzarlo: por ejemplo, si tu meta es comprar una casa y tus finanzas no están en su mejor momento, puedes proponerte ahorrar una cantidad realista cada mes del 2020 para tener una cantidad inicial de inversión a final de año, y dejar la compra para el 2021 o 2022. Si ya tienes la cuota inicial pero no sabes qué te hace falta para un crédito o dónde quieres comprar, puedes dejar los primeros meses para buscar asesoría adecuada, los siguientes para recolectar los papeles necesarios y la segunda mitad del año para finalizar el proceso.
Consejo #7: aceptar y prever los fallos. A todos nos han dicho alguna vez en la vida que “pensemos positivamente” y evitemos los pensamientos negativos para atraer aquello que queremos en nuestra vida. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que esto no es suficiente y puede ser incluso una práctica contraproducente a la hora de alcanzar nuestras metas. La metodología ‘WOOP’ es una estrategia científica que combina cuatro técnicas para transformar un comportamiento: especificar un deseo o meta –Wish-, visualizar el mejor resultado –Outcome-, imaginar los posibles obstáculos que se nos pueden presentar a la hora de conseguir ese resultado –Obstacle-, y crear un plan para sortearlos y lograr nuestro objetivo –Plan-. De esta forma podemos reducir el estrés asociado con alcanzar un propósito, evitar desistir al primer fallo -por ejemplo al volver a fumar o beber si nuestra resolución es dejar estos hábitos- y tener más energía y fuerza de voluntad para continuar con el plan.
Consejo #8: crear la estrategia. Una vez tenemos claros qué propósitos son los más importantes, sabemos qué nos motiva a alcanzarlos, los hemos especificado, puesto en un marco de tiempo, hemos investigado al respecto y previsto sus obstáculos, podemos organizar un plan de acción para cada uno de ellos. Esta estrategia es un “paso a paso” para alcanzar cada resolución en el plano diario, semanal, mensual y anual.
Consejo #9: resumir en papel. Las resoluciones para el 2020, y sus consiguientes estrategias, deben concretarse y resumirse para ponerlas nuevamente en papel, en un espacio que veamos todos los días: nuestra agenda, la nevera, el corcho de nuestro estudio o la oficina. Al verlos todos los días los volvemos tangibles, los tendremos presentes y nos mantendremos motivados para alcanzarlos.
Consejo #10: evaluar periódicamente. No tenemos que esperar hasta el final de 2020 para saber si cumplimos o no con las resoluciones que diseñamos en el 2019: podemos ponernos varias fechas durante el año para evaluar los resultados parciales; si estamos cumpliendo de acuerdo a nuestras expectativas, nos falta o las estamos superando; si todavía queremos alcanzar esa meta con la misma motivación; si debemos cambiar de estrategia o si ya podemos tachar ese propósito de la lista e incluso proponernos uno nuevo. Puedes incluso idear un sistema de recompensas mensual si ves que estás creando el hábito o transformando un comportamiento de manera satisfactoria para mantenerte motivado, aunque la recompensa final será cumplir con tus resoluciones.
Finalmente nos gustaría saber qué tienen en la lista de propósitos de Año Nuevo como colombianos en el exterior; y qué les gustaría leer en Vínculos el próximo año. Acercarnos a ustedes y darles un mejor contenido es una de nuestras resoluciones.
¡Feliz fin de año para todos!
Escrito por: Manuela Osorio Pineda