Viajar en avión con niños pequeños, o bebés, siempre ha sido el “coco” de quienes son papás. El tráfico en los aeropuertos, las eternas filas, las pérdidas de vuelos o la sobreventa de tiquetes por parte de las aerolíneas, son solo algunos de los momentos en los que ellos quisieran abrir un hueco en la tierra y perderse.
Muchos de los viajes que realizan los connacionales que viven en el exterior son para visitar a su familia en Colombia, y depende de dónde se viva, se requiere al menos un día de trasteo con maletas, juguetes, esposo e hijos a bordo. Lo anterior, para quienes viven cerca y sin contar con los habituales incidentes que retrasan los vuelos.
Mayo es el mes de las madres, razón por la que decidimos hablar con dos mamás colombianas, quienes nos compartieron sus historias y sus mejores consejos para los padres que, por primera vez, tendrán un vuelo internacional con sus pequeños.
Una guía práctica para aquellos que desean aventurarse y no saben la mejor manera de hacerlo, a la vez que un bálsamo que les quitará la culpa y la vergüenza, pues al final, todos los papás sufren por igual.
Primero, a practicar la paciencia
Claudia Gaviria es una colombiana que después de muchas “primiparadas”, se volvió experta en viajar, cortas y largas distancias, con sus dos hijos.
“Cuando Ita tenía un año y medio viajamos de Londres a Nueva Zelanda, y nuestro primer error fue no llevar mucho para entretenerla. Fueron 24 horas, y gran parte del vuelo, estuvo durmiendo. Las demás, corriendo por todo el avión con su papá detrás”, comenta.
“Fuimos afortunados con ella porque era una niña tranquila”, recuerda. Sin embargo, su segundo hijo, Mathis, padece de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) y con él, llegó la paciencia y la tolerancia.
“Él sí necesitaba moverse todo el tiempo. En el primer vuelo vomitó a su papá dos veces en el avión, fue una catástrofe”.
También recordó el viaje que hace poco hicieron a Colombia, “estábamos en Canadá y el vuelo se retrasó. Frustrado y con cansancio, Mathis se tiró al piso y comenzó a hacer estrellitas con las manos y los pies, mientras gritaba desesperado.”
Las miradas de otros viajeros siempre estarán a la orden del día, y el mejor consejo es relajarse y recordar que son condiciones extremas de encierro para ellos, en las que se aburren rápidamente y no duermen bien. Paciencia, mucha paciencia.
El cambio de muda, ¡fundamental a la hora de viajar en avión con niños!
Andrea Díaz es una colombiana que vive en Nueva Zelanda. Su primer consejo, sin dudarlo, es llevar una muda de ropa, no solo para los hijos(as) sino también para los papás. “Los accidentes pasan”, dice, así que hay que estar preparados.
Claudia coincide con este consejo, y recomienda llevar bolsas herméticas con cambio de indumentaria completa que incluya, medias, ropa interior, camiseta y pantalón o bermudas. Una vez limpios, todo lo sucio puede meterse en la bolsa y cerrarse con seguridad.
Mamás, hay que mantener la rutina
Si viajan de noche y los hijos son pequeños, lo mejor es continuar con la rutina: colocarles la pijama en el avión, lavarles los dientes, llevarles una cobija, su peluche favorito para que vean una película y se pongan a dormir. Al levantarse, darles algo de comer y llevarlos al baño.
“Por lo general, no les gusta la comida del avión, así que siempre les llevo snacks, y al menos una hora antes de aterrizar, los llevo al baño. Ya me pasó que mi hija me pidió ir cuando ya estábamos haciendo la fila para inmigración”, relata Claudia.
Que viajar en avión con niños se convierta en un juego
Ambas coinciden en afirmar que los audífonos que aíslan el sonido externo son uno de sus mejores aliados. Si bien es cierto que las aerolíneas los proveen, estos no son diseñados para ellos, ni son de la mejor calidad, así que lo mejor es ahorrarse un dolor de cabeza y llevar los propios.
Un kit de actividades siempre funciona. Figuras grandes para que no se pierdan, magnetos para las turbulencias, juguetes, colores y las cartas de Uno, son algunas de las cosas que deben estar a la mano.
“Cuando son bebés es un poco más fácil. Lo único que quieren es la leche materna, y si lloran, podemos caminar y arrullarlos en el avión. Lo mejor es pedir los puestos que tienen mayor espacio y que están cerca al baño. Eso sí, la mamá no duerme ni un poquito”, dice Andrea entre risas.
Viajar en avión con niños que aún están pequeños, o bebés, es todo un desafío. Se requiere imaginación, y en lo posible, la ayuda de la pareja para tomar relevos. Algunas aerolíneas ofrecen servicios o espacios por los que vale la pena pagar un poco más.
Lo mejor es consultar antes de comprar los tiquetes y leer artículos como este, que seguro les sacará de más de un aprieto.